Fístulas de LCR Espontáneas

Dr.Ricardo Gil • 20 de noviembre de 2025

Fístulas de LCR espontáneas: cuando el “catarro” no es un catarro




Las fístulas de líquido cefalorraquídeo (LCR) son pequeñas comunicaciones anómalas entre el espacio donde circula el LCR (alrededor del cerebro) y las cavidades aéreas de la cara, normalmente fosas nasales o senos paranasales. A través de ese orificio se escapa LCR y aparece una rinorrea acuosa, clara, muy diferente al moco espeso típico de un catarro. SciELO+1

La mayoría de fístulas de LCR son consecuencia de traumatismos craneales o cirugías previas. Solo una minoría —aproximadamente un 3–5 % según las series clásicas— se consideran espontáneas, es decir, aparecen sin un desencadenante claro. En los últimos años, a medida que se ha entendido mejor su relación con la hipertensión intracraneal idiopática (HII), el porcentaje de fístulas clasificadas como “espontáneas” ha aumentado en algunas series modernas. SciELO+2PMC+2


¿Qué significa que sea “espontánea”?

Hablamos de fístula espontánea de LCR cuando:

  • No hay antecedente de traumatismo craneoencefálico significativo.
  • No hay cirugías previas en la base de cráneo o senos paranasales que expliquen el defecto.
  • No se identifica un tumor ni malformación congénita como causa directa.

En este contexto, muchos pacientes comparten un mismo “perfil”: mujeres, de mediana edad, con sobrepeso u obesidad y signos radiológicos o clínicos que sugieren hipertensión intracraneal idiopática (HII). Hoy se considera que una proporción relevante de estas fístulas “espontáneas” son, en realidad, la forma de presentación de una HII que llevaba tiempo generando microdefectos en la base del cráneo. PubMed+3PMC+3PubMed+3


¿Por qué se producen?

En las fístulas espontáneas se juntan varios factores:

  • Presión intracraneal elevada y sostenida
  • La HII ejerce una presión continua sobre puntos de debilidad de la base de cráneo (lámina cribosa, techo etmoidal, seno esfenoidal, región clival, etc.).
  • Con el tiempo, esa presión puede adelgazarse el hueso y la duramadre hasta generar un defecto y, a menudo, una pequeña meningocele/encefalocele que protruye hacia el seno.
  • Factores anatómicos y estructurales
  • Variantes anatómicas (p. ej., receso lateral del seno esfenoidal muy neumatizado, canales como Sternberg, zonas de osificación incompleta…).
  • Posible participación de trastornos del tejido conectivo, descritos en algunos estudios, que favorecerían una duramadre más frágil.
  • Factores sistémicos
  • Sobrepeso/obesidad, multiparidad, apnea del sueño no tratada y otros elementos que se asocian con HII se ven con frecuencia en estas series.

En otras palabras: la fístula espontánea suele ser el “punto de fuga” de un sistema que lleva tiempo trabajando a una presión más alta de la que debería.


Síntomas más frecuentes

Los pacientes suelen describir:

  • Rinorrea acuosa unilateral:
  • Goteo claro, acuoso, muchas veces continuo o en “chorros”, que aumenta al inclinar la cabeza hacia delante o hacer maniobras de Valsalva (toser, agacharse, esfuerzo).
  • Sabor salado o metálico en la garganta (por el drenaje posterior).
  • Cefalea:
  • Puede ser inespecífica, pero en algunos casos cambia de patrón tras la cirugía, cuando se normaliza la presión intracraneal.
  • Síntomas de HII (presentes en un subgrupo):
  • Cefalea opresiva, a menudo peor al tumbarse.
  • Zumbidos pulsátiles.
  • Episodios de visión borrosa o transitoria (amaurosis fugaz).
  • Papiledema en la exploración oftalmológica.
  • Infecciones recurrentes de vías respiratorias altas o cuadros confusos de “rinosinusitis crónica”, que en realidad enmascaran una fístula de LCR.


¿Es peligrosa una fístula de LCR?

Sí. El principal problema no es el goteo en sí, sino lo que representa: una comunicación abierta entre el espacio subaracnoideo y la cavidad nasal, colonizada por bacterias.

  • El riesgo más temido es la meningitis bacteriana o un absceso cerebral.
  • En las series clásicas, el riesgo acumulado de meningitis en pacientes con fístula de LCR no reparada se mueve aproximadamente entre el 10 % y el 40 % en seguimiento prolongado. PubMed+2ScienceDirect+2
  • Un estudio muy citado (Daudia et al.) calculó un riesgo global de meningitis del 19 %, con una incidencia anual de 0,3 episodios/año, y la mayoría de meningitis ocurriendo durante el primer año tras el inicio de la fuga.

Por tanto, aunque el paciente se encuentre relativamente bien, la actitud recomendada en la literatura actual es cerrar la fístula, especialmente si es espontánea y de larga evolución.


¿Cómo se llega al diagnóstico?

1. Sospecha clínica

  • Rinorrea acuosa unilateral persistente, que aumenta con maniobras de Valsalva.
  • Antecedente de HII o perfil de riesgo (obesidad, sexo femenino, mediana edad, cefaleas crónicas).
  • Episodios previos de meningitis o rinosinusitis atípicas.

2. Confirmación de que es LCR

Se analiza una muestra del líquido que sale por la nariz en busca de proteínas específicas del LCR:

  • Beta-2 transferrina:
  • Es el estándar de referencia en la práctica clínica para fístulas craneales: se encuentra casi exclusivamente en el LCR (y en humor vítreo), no en moco nasal normal. arupconsult.com+2PMC+2
  • Estudios de precisión diagnóstica muestran:
  • Sensibilidad habitualmente en el rango del 90–96 %.
  • Especificidad cercana al 95–100 %, según la técnica utilizada (inmunofijación, electroforesis en gel, etc.) y la serie.
  • Beta-trace protein (βTP):
  • Es otro biomarcador de LCR con muy buena sensibilidad y especificidad.
  • Un metaanálisis reciente de biomarcadores describe sensibilidades y especificidades en torno al 95 % para β2-transferrina y βTP, consolidándolos como herramientas muy fiables para confirmar o descartar una fístula en el contexto adecuado. ScienceDirect+2PubMed+2

En resumen: si la clínica hace sospechar fístula, un test positivo de β2-transferrina o βTP en el exudado nasal es prácticamente diagnóstico.

3. Localización del defecto

Una vez confirmado que el líquido es LCR, el siguiente paso es localizar exactamente el punto de fuga. Para ello se combinan:

  • TC de alta resolución de base de cráneo:
  • Visualiza defectos óseos milimétricos (lámina cribosa, techo etmoidal, seno esfenoidal, clivus, etc.).
  • RM y RM-cisternografía:
  • Muestra meningoencefaloceles, el trayecto del LCR y signos indirectos de HII (silla turca vacía, distensión de vainas del nervio óptico…).
  • Endoscopia nasal con fluoresceína intratecal (en centros especializados):
  • Permite ver directamente el punto de fuga durante la cirugía, sobre todo en fístulas pequeñas o múltiples.

La precisión en la localización del defecto es clave para minimizar recidivas y limitar la extensión de la cirugía.


Tratamiento: cerrar la puerta y corregir la presión

Cirugía endoscópica endonasal

Hoy en día, el tratamiento de elección de la mayoría de fístulas de LCR de base anterior es la reparación endoscópica endonasal, que permite:

  • Acceso directo al defecto con visión ampliada.
  • Preparación cuidadosa de los bordes óseos y durales.
  • Cierre en una o varias capas (fascia, grasa, cartílago, colgajo nasoseptal, etc.) adaptadas al tamaño y localización del defecto.

Tasas de éxito globales

Las cifras de la literatura son muy consistentes:

  • Metaanálisis reciente sobre fístulas espontáneas de LCR (47 estudios, 2586 pacientes):
  • Tasa de éxito primario (primer intento quirúrgico) ≈ 93–94 %.
  • Tasa de éxito global tras reintervenciones ≈ 99–100 %.
  • Las reconstrucciones en múltiples capas tienden a ofrecer mejores tasas de cierre (≈95 %) que las de una sola capa (≈88 %), aunque la diferencia no siempre alcanza significación estadística. PubMed+2ResearchGate+2
  • Series grandes de centros con amplia experiencia muestran:
  • Éxito inicial en torno al 90–96 %, con tasas de cierre definitivo tras una segunda cirugía cercanas al 98–100 %.

Es decir, con la técnica adecuada y en manos experimentadas, el cierre de la fístula se consigue en la gran mayoría de pacientes.

¿Y las espontáneas? ¿Tienen peor pronóstico?

Históricamente, las fístulas de LCR espontáneas se asociaban a:

  • Tasas de recidiva más altas que las traumáticas o iatrogénicas.
  • En revisiones de series antiguas (sin manejo sistemático de la presión intracraneal), se describen tasas de recidiva del 25 % e incluso superiores, llegando a cifras muy elevadas en algunos subgrupos seleccionados. SciSpace+2Academia+2

Sin embargo, la situación ha cambiado claramente:

  • Series prospectivas modernas que combinan reparación endoscópica + tratamiento activo de la HII (acetazolamida, pérdida de peso, y, cuando es necesario, derivación de LCR) informan tasas de cierre primario en torno al 90–95 %, similares a las de otras etiologías. PubMed+2The Journal of Neuroscience+2
  • El mensaje práctico es que, si se trata la presión intracraneal y se realiza una reconstrucción adecuada (idealmente en varias capas), la fístula espontánea puede tener tasas de resolución comparables a las traumáticas.

Factores asociados a peor tasa de resolución / mayor riesgo de recidiva

Los trabajos recientes señalan varios factores que empeoran las cifras:

  • Índice de masa corporal elevado (obesidad).
  • Multiparidad en mujeres.
  • Signos y síntomas de HII no controlada (cefalea, visión borrosa, papiledema, silla turca vacía…).
  • Defectos localizados en el receso lateral del seno esfenoidal o zonas de difícil acceso.
  • Defectos grandes (>1 cm) o múltiples.
  • Dificultad para identificar con precisión el orificio en la primera cirugía.

En estos subgrupos, las series mencionan recidivas significativamente más altas que el promedio (por encima del 10–20 % si la presión no se controla adecuadamente), pero con protocolos agresivos de manejo de HII y reintervención temprana las tasas de cierre definitivo vuelven a situarse por encima del 90–95 %. SpringerOpen+2PMC+2

Manejo de la hipertensión intracraneal

Tan importante como cerrar el agujero es controlar el “motivo” que lo abrió:

  • Medidas médicas:
  • Pérdida de peso.
  • Acetazolamida y otros diuréticos en el contexto de HII.
  • Medidas quirúrgicas de derivación (seleccionadas):
  • Derivación ventrículo-peritoneal o lumboperitoneal en pacientes con HII grave o refractaria.

Los estudios sugieren que la normalización de la presión intracraneal reduce claramente la probabilidad de recidiva a medio y largo plazo.


¿Cuándo es una urgencia?

Se considera una situación de mayor urgencia cuando:

  • Hay signos de infección:
  • Fiebre, rigidez de nuca, cefalea intensa de inicio brusco, fotofobia, náuseas/vómitos… (sospecha de meningitis).
  • La rinorrea se acompaña de déficits neurológicos o deterioro del nivel de conciencia.
  • Existe un historial de meningitis previa sobre una fístula conocida.

En estos casos, la prioridad es tratar de inmediato la infección (antibióticos intravenosos, ingreso hospitalario) y planificar el cierre de la fístula en un segundo tiempo, una vez estabilizado el paciente.


Preguntas frecuentes de los pacientes

¿Se puede cerrar solo con medicación?
En las fístulas espontáneas de base de cráneo, la resolución espontánea es excepcional. La recomendación estándar es el cierre quirúrgico, asociado en muchos casos a tratamiento médico para la HII.

¿Tengo que operar “por dentro de la cabeza”?
No necesariamente: la mayoría de reparaciones se realizan por vía endoscópica endonasal, sin craneotomía, con estancias hospitalarias cortas y recuperación relativamente rápida.

¿Puedo volver a hacer vida normal?
Tras el periodo inicial de reposo relativo (evitar esfuerzos, sonarse con fuerza, buceo, vuelos muy tempranos, etc.), la mayoría de pacientes puede volver a una vida plenamente normal, siempre que se controle la causa de base (HII, peso, apnea del sueño…).


En resumen

  • Las fístulas de LCR espontáneas son poco frecuentes, pero cada vez mejor reconocidas como manifestación de hipertensión intracraneal idiopática.
  • Sin tratamiento, conllevan un riesgo no despreciable de meningitis (del orden del 10–40 % a lo largo de la evolución).
  • La reparación endoscópica endonasal, combinada con el manejo de la presión intracraneal, consigue tasas de cierre primario en torno al 90–95 % y tasas de resolución definitiva cercanas al 100 % en centros especializados.
  • El pronóstico es excelente cuando se aborda de forma estructurada: localizar bien el defecto, cerrarlo en varias capas cuando lo requiere y controlar la HII.



Referencias bibliográficas (selección)

  1. Daudia A, Biswas D, Jones NS. Risk of meningitis with cerebrospinal fluid rhinorrhea. Ann Otol Rhinol Laryngol. 2007;116(12):902–905. PubMed
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  4. Tam EK, Gilbert AL. Spontaneous cerebrospinal fluid leak and idiopathic intracranial hypertension. Curr Opin Ophthalmol. 2019;30(6):467–471. PubMed
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  8. Chaaban MR, et al. Spontaneous cerebrospinal fluid leak repair: a five-year prospective evaluation. Laryngoscope. 2014;124(1):70–75. Wiley Online Library+1
  9. Maltan TA, et al. Predictors of failure of recurrent spontaneous CSF rhinorrhea repair: a prospective cohort study. Egypt J Otolaryngol. 2023;39:93. SpringerOpen+1
  10. Castelnuovo P, et al. Management of recurrent cerebrospinal fluid leak: current state of art. J Neurol Surg B Skull Base. 2023;84(3):276–286. PMC
  11. Bhat SN, et al. CSF biomarkers in leak detection: A systematic review & meta-analysis of diagnostic test accuracy studies. Clin Chim Acta. 2025; in press. PubMed+2ScienceDirect+2
  12. ARUP Consult. Cerebrospinal Fluid (CSF) Leak – Choose the Right Test. Last update Aug 2024. arupconsult.com


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